Cada primavera despierta el deseo de pasar más tiempo al aire libre, invitando a amigos y familiares a pequeñas fiestas, comidas y cenas.
Con la llegada del buen tiempo y los días soleados, los jardines de las casas empiezan a poblarse no sólo de flores y plantas nuevas, sino también de parrillas, barbacoas y braseros.
Para poder disfrutar juntos de una comida, es necesario aprender no sólo a encender un brasero con leña, sino también a controlar el fuego adecuadamente.
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¿Por qué es tan popular el brasero de jardín?
El brasero de jardín no es más que un elemento atmosférico en torno al cual suele reunirse la gente para calentarse o cocinar. Históricamente, las brasas incandescentes de estos recipientes se recogían de la chimenea para calentar la comida, la ropa, las habitaciones e incluso las camas. Hoy en día, estos muebles de exterior están hechos de metal, acero, latón, cobre, hierro y hormigón. Estos materiales concretos tienen distintos rendimientos según la cantidad de calor a la que estén sometidos. En algunos casos, incluso pueden cambiar de color, dando un toque extremadamente acogedor y rústico al jardín.
El tipo de leña que necesitan los braseros puede variar ligeramente según la estructura elegida para el diseño. A lo que debes prestar especial atención es a la seguridad, un aspecto común a todos los tipos de braseros. Manejar el fuego de forma consciente es esencial para evitar problemas, por lo que sólo tienes que prestar atención a unos pocos aspectos. Más concretamente, es importante evitar movimientos bruscos cerca del fuego, sobre todo si llevas ropa fácilmente inflamable. Además, será necesario mantener alejados del fuego tanto a los niños como a los animales, animándoles a permanecer lo más lejos posible de la zona. Para evitar accidentes, también es importante que te hagas con un cubo de agua o arena. Esto te permitirá intervenir inmediatamente en caso de accidente o caída peligrosa del brasero o de las brasas.
Cómo encender un brasero de jardín?
Para poder encender un brasero de leña de jardín necesitarás leña seca, lista para ser quemada, pequeños palos secos, y algo para crear el fuego inicial, como tabletas encendedoras..
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Los primeros pasos para el encendido
Una vez colocada la leña seca en el centro del brasero (bastará con uno o dos trozos para empezar, dependiendo del tamaño de la base), habrá que introducir también los palos más pequeños, sobre los que se añadirán las bolsas de encendido. Con un encendedor largo o cerillas, encenderás el fuego, que, sin embargo, tendrá que ser alimentado con corrientes de aire. Para acelerar el proceso, es necesario abanicar enérgicamente el aire sobre las brasas con un abanico, un plato, un libro o un trozo grande de cartón, para que las llamas puedan penetrar en la madera.
Si no tienes un encendedor, siempre puedes empapar un pañuelo con aceite de oliva y colocarlo entre los troncos para que, con la ayuda del aire, el fuego pueda cubrir también el resto de la madera. Lo importante en estos casos es evitar el uso de alcohol y materiales compuestos de pinturas o que hayan sido sometidos a tratamientos especiales, ya que pueden ser muy peligrosos y corres el riesgo de crear daños tanto al medio ambiente como al sistema respiratorio.
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Cómo limpiar y mantener un brasero después de usarlo
Una vez encendido el brasero, puedes disfrutar de su calor o utilizarlo para cocinar alimentos con ayuda de una parrilla. Una vez terminada la comida, sin embargo, también es necesario ocuparse de limpiar el brasero, para mantenerlo en excelentes condiciones. Lo primero que debes hacer, una vez que todo el contenido se haya enfriado por completo, es equiparte con guantes y un recogedor para recoger las cenizas, hojas, carbón y cualquier otro resto que haya quedado en el interior del recipiente
A continuación, tendrás que rociar un poco de agua con detergente lavavajillas, que luego tendrás que fregar con un cepillo o una esponja de lana para eliminar por completo el polvo, el hollín y el óxido. Por último, sólo tienes que enjuagar el brasero y dejarlo secar bien antes de guardarlo, evitando así que se forme óxido. Ahora que el brasero está totalmente limpio y seco, se puede guardar en un lugar cubierto para que esté siempre listo para su uso, a la espera de un nuevo acontecimiento.
